“DE PEQUEÑO VEÍA A MI HERMANO CON EL UNIFORME DEL EJÉRCITO Y QUERÍA SER COMO ÉL”
José Manuel habla sobre su trabajo y sus experiencias en el cuerpo del ejército de España.
Eva Gómez. ¿Cuando eras un niño querías llegar a ser lo que has conseguido?
José Manuel Rojas García. Sí, era lo único que deseaba ser de mayor. De pequeño veía a mi hermano que también es militar con el uniforme de mi nación y yo quería ser como él.
E.G. ¿Cuánto tiempo llevas en el cuerpo?
J.M. Soy militar en las fuerzas armadas del ejército desde los 16 años.
E.G. ¿En qué consiste concretamente tu puesto de trabajo?
J.M. No soy del arma: artillería, infantería…; pertenezco al cuerpo de especialistas. Me dedico a la química artificiera, en una batería de municionamiento, comúnmente llamada “polvorín”. Y me encargo del almacenamiento, mantenimiento, pruebas químicas y destrucciones; recepción y entrega de las municiones y explosivos de los que disponemos.
E.G. ¿En cuántas misiones interviene el ejército español actualmente?
J.M. Ahora mismo el ejército de tierra se encuentra en Líbano. Hace pocos meses volvimos de Irak, Afganistán, Mali y Centroamérica. Pero existen muchas más en las que el despliegue no es tan grande ni tan conocido.
E.G. ¿Has estado en alguna misión? ¿Cuáles fueron la primera y la última?
J.M. Me he ido de misión cuatro veces. La primera fue a Kosovo, en el año 2000. Y en la última me trasladé a Afganistán en 2014.
E.G. ¿Cómo fue tu experiencia en Afganistán?
J.M. Fue una experiencia realmente buena, el viaje fue caluroso y sobre todo largo. Pasé siete meses muy lejos de casa.
E.G. ¿Piensas volver a alguno de esos destinos?
J.M. Como pensar, claro que lo pienso, pero en cierto modo mi familia “me retiene”, no puedo pasar tantos meses lejos de ellos.
E.G. ¿Cómo te comunicabas con tu familia?
J.M. Gracias a que la base estaba muy bien organizada hablaba con ellos casi diariamente por Skype o por teléfono, ya que las comunicaciones internacionales del ejército son gratuitas.
E.G. ¿Cuál era tu relación con tus compañeros?
J.M. Nos llevábamos estupendamente, pero ante todo teníamos una responsabilidad y no podíamos hacer trastadas. Hacíamos fiestas, días de paella… Nos lo pasábamos genial. Para mí es lo mejor de mi profesión, a parte de la disciplina que nos inculcaban, los que ayudan y apoyan para aguantar allí y no añorar el hogar son ellos.
E.G. ¿Te gusta tu trabajo?
J.M. Por supuesto. Me llena mucho y es una gran satisfacción poder ayudar a los demás y presumir por todas partes la bonita bandera de mi patria.